No sé por qué escribo. Pero ya no necesito un por qué. Vuelvo a casa y siento la necesidad de expresar aquellos instantes que disfruto como un recuerdo para no olvidar los pequeños regalos de la vida que recibimos cada día. Para no olvidarme de la lluvia, ni de lo que es estar viva. Demasiado tiempo me sentí muerta pero hoy cada día me transmite ese algo que me hace sonreír. Sí, a veces lloro, por una cierta frustración que siento en mi alma, algo tan profundo que no tiene palabras para describirse, pero confío en que también eso es parte del crecimiento, y que algún día lograré comprender aquellas lágrimas. Me siento llena, y a su vez vacía. Estoy pero no sé ya si realmente estoy. Qué parte de mi está, y cuál no…”yo ya no soy yo, yo ya no soy nada”? Y sin embargo algo de mí se despierta cada día, mi ilusión de mi misma, aquello que es irreal. No quiero tener que regresar más, quiero volver a casa, y sin embargo el día a día, estas pequeñas felicidades, me enseñan de alguna forma a vivir esta vida a pleno. Estoy para aprender y estaré el tiempo necesario.
Lluvia, bella lluvia que te sentí hoy mientras caías con tus lágrimas de cristal te llamaba por tu nombre, por tu alma mientras el viento se acurrucaba en mis palmas que abría para recibirte, lluvia, pureza.
Como si acaso fuese la primera vez que dancé bajo tus cálidos abrazos cerrando los ojos y dejándome llevar por tu transparente oro natural, acaso como si fuese la primera vez.
Feliz, feliz me vi, reencontrándote, redescubriéndote hoy después de tanto tiempo he vuelto a nacer por un instante mientras me hablabas a través de mi cuerpo me volviste a bautizar con tu poder.
Del cielo vienes y al cielo regresas, por instantes nomás tu presencia anuncias tal vez minutos, tal vez días, pero siempre regresas a tu hogar allí en lo alto, desde donde traes noticias de los ángeles.
Escribo sobre ti pero no tengo deseos de encontrarle sentido a este supuesto poema que en realidad ningún poema es más que palabras sueltas que de alguna forma caen, como tus lágrimas, sobre papel.
No hay orden, ni intento mantener una rima tan sólo pienso en ti y en los momentos que hoy te vi y recuerdo la libertad que sentí al saber que no le pertenecías a nadie, y libre eres de ir y volver como deseas.
No te estancas, no te detienes, siempre fluyendo en tus miles de formas y moldes te adaptas y nunca te quejas, ni grites, ni hablas porque tu esencia es el silencio que generas en donde decides caer.
Ay, cómo me alegras con tus cantos silenciosos que de vez en cuando decides pronunciar y me recuerdas al sonido de mi Madre, que canta igual que tú, pero más bello aún.
Alimenta la tierra, alimenta al hombre, con tu gran poder danos tu fuerza, tu energía curadora porque eres lo que en nosotros se encuentra y de lo que vivimos cada día. Gracias por tu cariño, lluvia madre lluvia.
So what if I just let this time go by and wait to the new sun to arise from behind the dark clouds and the blood-stained skies?
And what if I hold my hands high up to the brightest light and let my imagination fly to the miracles passing by?
And what if, between all this darkness, I can be a tiny little light that guides back to the love that we decide to hold dearest to our hearts?
And so, when sun hides behind walls of despair and pain I turn my back towards them and praise for hope to lift souls up to their very first way.
And one day, maybe one day, not too far away, we may all find each other again on the path of no restrain.
So listen closely, Angels of my dearest God, I may not yet see the way the Highest sees, but still I raise my hands as far as I can to the faith that I know has still no stains.
Cantaré una canción de alabanza a la luna que traiga nostálgicos recuerdos de aquellas noches de alegría compartida cuando en el silencio de la oscuridad entre sonrisas me susurrabas al oído.
Bellas tus palabras, aunque en ellas no encontraba solución alguna a mis dolencias profundas. Tan sólo me enseñaste a disfrutar de la vida que me ha sido dada, con tu alegría de vivir me devolviste la sonrisa perdida.
Meses han pasado desde aquel incidente en el que por casualidad mi corazón con tus palabras tocaste. Pero oh, qué son las palabras sino simples sonidos que se pierden entre la vasta amplitud del cielo?
Qué son más que intentos de expresar lo inexpresable en momentos en que la palabra nada vale? Dónde esta la luz que tan cerca y tan lejos está?
Y sin embargo este es mi camino que decidí recorrer y no dejaré porque caminos hay varios pero destino tan sólo uno que nos llevará a todos de regreso a nuestro hogar perdido.
Si tú pudieras cantar oh bella luna, qué me cantarías en mis sueños? De cuántas vidas me hablarías, para que pueda entender lo que hoy no comprendo.
Pero pienso que si hablaras de todos modos callarías porque tan solo en el silencio encontrarás mi sonido.
Y hoy tan solo te miro, bella luna que brillas allí en lo alto del firmamento. Habrá algunos que te ven y recordarán la nostalgia, pero yo tan solo te veo así, por la luna que eres.
Enséñame a ser tolerante y mostrarme el camino que debí recorrer hace tiempo, aquel que creí comenzar varias lunas atrás.
Cuán equivocada estaba, ciega ante la luz, arrastrando conmigo aquellas manos que tú has puesto para que me levanten. Hoy volveré a levantarme y las veces que sea necesario, y el “intentaré” se convierte en “haré”.
En tu luz es donde mi alma descansa en tus inmensos ojos me recojo es tu sonrisa la que me hace sonreír y tus palabras que me llevan a vivir.
Visualizo los encuentros que aún tendremos y recuerdo los momentos que juntos pasamos. Cuando ya no hay nada en lo que apoyarse tan sólo en tu calor encuentro respuestas.
Cántame una canción y enséñame a vivir porque tan sólo si tú me guías encontraré una forma de seguir cada día acercándome un poco más.
Y si decides dejarme aquí no te preocupes que de todas formas lograré seguir, y ya de nada dependerá mi camino a elegir, más que de mí.
El camino es solitario y sin embargo no lo es. Caminamos solos pero siempre acompañados bañados en el amor de tu luz, soñando en la belleza de tu eterno resplandor.
Vivo, porque vives en mí. Luz, bella luz que por allí te encuentras que te he buscado por tanto tiempo, creo haber nacido tan sólo para encontrarte.
Falta poco tiempo para el renacer del espíritu pero el tiempo ya no es tiempo, el día ya no es día y la noche ya no es noche, el tiempo se detuvo, pero el tiempo volverá.
Entre tanta oscuridad aún no he encontrado la luz. Siento que está presente, que estoy tan sólo a un paso, pero hay un muro que me impide ver, un velo que no se me quita de los ojos, o con otras palabras, no logro quitarme. Comencé a recorrer este camino sabiendo que llegaría a Dios, y hoy sé que únicamente llegaré al fondo de mi propio ser. No hay Dios que no esté ya dentro nuestro, no hay búsqueda que no sea hacia nuestro interior. Hay tantos caminos que indican hacia la luz, pero tan sólo hay uno, el camino que uno mismo elige caminar. Aquel camino que uno crea con cada paso dado, cada decisión tomada. No hay caminos, tan sólo intuición. No hay búsqueda, tan sólo retorno. Retorno a lo que alguna vez fuimos y estamos volviendo a encontrar. Retorno a nuestro propio ser, nuestra propia naturaleza, aquello que somos, siempre fuimos, pero olvidamos de ver. El “ver” se convirtió en “mirar”, el “oír” en “escuchar”, el “sentir” en “pensar”, y así se crearon las guerras, las sonrisas se volvieron llanto, el abrazo se volvió extraño y la verdad se volvió mentira y engaño. Cuánto que hemos sufrido en esta era de oscuridad, en estos miles de años que transcurrieron. Pero hoy estamos aquí, frente a un cambio, el camino hacia una era de luz, retornando a nuestro hogar lentamente, como niños que volvieron a encontrar el camino a casa, aquella que abandonaron hace tanto, pensando poder encontrar fuera algo mejor. Pero no, no hay nada mejor que la luz del amor incondicional, de aquel quinto elemento que todo lo rige, todo lo crea, y a su vez, nada es.
Entre tanta luz aún no he encontrado la oscuridad. Y sin embargo, todo es luz, todo es oscuridad. Porque ni una ni la otra existe, a menos que nosotros la creemos. Así como no podemos ser sin despertar, no podemos existir sin tener la voluntad de existir.
La vida humana es tan frágil que a veces sorprende haber llegado a este punto de la historia. Cómo es que aún seguimos vivos? Cómo es que aún seguimos caminando erguidos, después de tantas catástrofes que generamos.
Y será que simplemente todo es perfecto tal cual es, que todo sucede porque así tiene que ser, y que no hay error en la historia del universo, y porque todo es parte de la búsqueda de la verdad, nuestra propia verdad, aquella única verdad que hace que nosotros seamos luz. Todo lo que sucedió tuvo que suceder para poder estar hoy frente a este gran despertar.
Hay miedo, hay dolor, hay limpieza por todos lados. En otras palabras, hay caos, caos ante el juicio que está por venir, miedo ante lo que el hombre no puede controlar, terror a aquello que es más grande que él, que está fuera de su entendimiento. Tan sólo la intuición nos hace ansiar aquel tan esperado día en que todo se volverá claro y volveremos a ver. La humanidad está buscando desesperadamente el camino hacia la luz para no perecer en aquello que ni sabemos cómo ni cuándo será. Pero nuestro corazón nos avisa que está cerca, que está ahí, esperando ese día, esa fecha en el que nada será como antes.
Pero volvamos a lo meramente personal. A las experiencias de este ser humano que intenta crecer. No poder encontrar lo que uno busca es frustrante. Cuántas cosas que hay que sacar, cuántas luchas son necesarias tener, antes de poder entrar al reino de mi sol? Dónde está el día que no tiene sombras? Dónde la belleza de la perfección? Tengo que recorrer miles de caminos para darme cuenta que no hay camino, y sin embargo lo estoy creando a medida que busco. Nada es tan simple, ni nada tan complejo. La verdad es tan simple que se vuelve complicado entender. La mente busca lo complicado porque no puede comprender cómo algo tan grande puede ser expresado y experimentado con algo tan simple y humilde. Nada hay más simple, y nada hay más difícil que la propia verdad.
Así como la esencia de las cosas es simple, así la naturaleza misma lo es. Y como la naturaleza es simple, las leyes que las rigen son simples. Todo el sistema se maneja por leyes binarias, todo es contraste, es ying y yang, es claro y oscuro, es opuesto. Incluso nuestra tecnología ha tomado ese sistema binario y lo ha aplicado a las estructuras más complejas. Lo simple es armonioso, y la armonía nos atrae, porque es parte de las leyes universales que rigen toda estructura. Todo en su justa medida, como un gran pensador ha dicho hace no tanto tiempo.
Qué somos nosotros si no tan sólo una minúscula partícula buscando reunirse con su esencia creadora?
Cómo queremos entender el universo si ni siquiera podemos entendernos a nosotros mismos?
Cómo podemos buscar en la infinidad del universo lo que solamente podremos encontrar dentro nuestro?
Cómo podemos buscar nuestra verdad si tenemos miedo de adentrarnos en nuestras profundidades más oscuras?
Cómo podemos pretender ser inmortales si ni siquiera entendemos la magnitud de la palabra?
Cómo podemos pensar siquiera que somos seres pensantes si ni siquiera usamos un cuarto te nuestra capacidad mental?
Cómo podemos hablar de amor y paz si vamos destruyendo el único hogar que tenemos?
Preguntas y más preguntas, en un idioma gobernado por símbolos sin sentido que forman palabras sin sentido, que a su vez representan sin razón alguna los objetos de nuestro mundo. Mientras más nos adentramos en la razón, menos entendemos. Mientras más perfección y avance buscamos fuera de nosotros, menos lograremos. Mientras más avanzamos, menos nos encontramos, y más nos alejamos de nosotros mismos.
Buscamos el sentido de la vida, pero nos aferramos a vibraciones muy bajas. Estamos intranquilos porque no sabemos nada, y sin embargo nuestro ego nos hace creer que sabemos mucho. Tal vez una persona del pasado haya tenido razón al afirmar que tan sólo debemos saber que no sabemos nada. Y tal vez el que cree saber nada sabe.
No tenemos nada, y a su vez tenemos todo, sin entender el por qué. Y aún teniéndolo todo, queremos más y buscamos más y somos capaces de ir hasta el límite de nuestras capacidades para encontrar las cosas más absurdas e inútiles cuando lo verdaderamente importante no conlleva absolutamente ningún esfuerzo.
Pero a pesar de todo, mientras pasan los días y camino por el mundo, alegremente me doy cuenta que la gente esta cambiando hacia una consciencia mayor. Las miradas de las personas van cambiando, y cada vez hay gente con más percepción, más búsqueda, más intranquilidad espiritual. Pienso cada día con más énfasis que nada es casual, y que el camino es multi-direccional pero siempre con el mismo objetivo, la realización de nuestro ser.
Todo lo que necesitamos entender es que estamos hechos para ser felices y que lo único para lo que fuimos creados es para encontrar esa felicidad en el amor incondicional. Tan sólo dentro del vacío está la respuesta a nuestras preguntas y dudas más profundas. Tan sólo el vacío puede llenarnos de luz. Y no, no es taoísmo ni ningún otro –ísmo, sino una expresión diferente de la misma verdad. Los –ísmos no existen y nunca existieron, tan sólo fueron la causa del paso de la comunicación mental a la verbal, pero paso a paso estamos volviendo a nuestro idioma madre, el idioma universal.
Hasta aquel día en que todos podremos hablar de paz y amor, sigamos buscando, sigamos afirmando nuestra fe y sigamos creciendo cada momento.
Dejarte fluir en la corriente de tu propio tiempo no hay nada a tu alrededor, nada tan sólo lo que decides ver, la calma se instala en tu corazón, y tu mente no duda, tu cuerpo responde a la perfección a lo que le pides. Entre tanto ruido tu silencio se impone, el que nace desde el alma y se expande en el aire, la fuerza que en tu mirada se expresa, totalmente tuya, tú te perteneces, lo sabes, lo sientes y lo disfrutas. Sabes lo que tienes que hacer, conoces las reglas, los movimientos son claros, simples, precisos, lo has practicado 100 veces, miles, por años y sabes sin embargo que aún puedes equivocarte. A pesar de la incertidumbre por desconocer el futuro tan sólo te concentras en tu respiración, tu mundo, te encuentras en la cima de la montaña, rodeado de infinitos árboles, arroyos, nubes, allí está tu casa, allí está la libertad que te cubre. Desde el fondo del corazón de expresas con tus movimientos, tu suavidad, tu firmeza, cada gesto es único, personal y perfecto dentro de la perfección de lo imperfecto. Expresas tus sentimientos más profundos, cuentas miles de historias a través de tus posturas y el aire que te rodea se tranforma en aquella historia que recreas con tu presencia. Un ir y venir de pasos y miradas, como un suave baile contigo mismo donde el aire te acompaña danzando a tu lado y el silencio se vuelve tu canto más preciado. Te acompañan miles de años de historia grabados firmemente en tus movimientos, son sus fantasmas los que te guían y te enseñan a vivir lo que practicas. En en el momento en que te enfrentas a ti mismo te vuelves tu amigo y enemigo invisible y tus miedos se vuelven diminutos mientras reconoces tu propio destino. Tu tiempo se detiene, y vale más que mil siglos, encuentras en el transitar de unos minutos las respuestas que no encontraste en años, y sabes que esta vez te has encontrado. Mientras tu lenta danza continúa, mientras sigues cortando el aire con tus puños, los fantasmas de tus miedos se pierden en la vasta amplitud de tu paciencia. Después de mucho tiempo te das cuenta que tus miedos de entonces no eran miedos sino sólo una ilusión impuesta por tu mente, intentando cegarte para que no encuentres lo que verdaderamente eres. Y esta vez tu baile se vuelve infinito tu corazón se libera, tu alma se eleva… lágrimas de amor que corren por tus mejillas. Ya no eres prisionero de la vida, sino vida entre tantos prisioneros, sientes libertad donde otros ven encierro. Vuela junto al viento, fluye junto al río, tus movimientos se armonizan con la paz que trae tu alegría.
Encuentro en las palabras de la gente que escribe algo reconfortante. Es como si pudiesen extraer su corazón y decir lo que sienten. A veces no se puede, o simplemente lo que está por expresarse no tiene palabras que alcancen para describirlo. Entonces uno simplemente se queda callado, y la mirada lo dice todo.
Pero cuando alguien realmente siente, se puede apreciar en la escritura. En la forma en que coloca cada palabra, las comas, los puntos, los silencios, la simpleza o complejidad de lo que se dice. Muchas veces uno no logra detenerse, tan sólo escribe y escribe, y cuando relee lo que ha escrito, no encuentro concordancia en sus palabras, y sin embargo las palabras en sí mismas cobran sentido, dándole vida a un sentimiento reciente.
Y así permanecen año tras año hasta que se decide destruir lo escrito, borrarlo por completo. Cuántas cosas se habrán escrito en la historia de la humanidad y que nunca salieron a luz? Cuántas cosas se habrán dicho para luego ser borradas y olvidadas con el paso del tiempo? Y también me pregunto, cuántas cosas están aún esperando ser encontradas, en alguna parte del mundo, escondidas, esperando tan sólo el momento indicado para ser leídas? Cuántas voces se habrán callado con la esperanza de encontrar refugio en la palabra escrita? Cuántos gritos están aún por gritarse?
En el silencio del que lee está la verdadera palabra. En aquel que imagina y sueña y va creándose su mundo a medida que recorre los renglones es donde el espíritu se expande libremente. Y dentro de cada palabra hay una historia, y dentro de cada historia hay miles de personas involucradas, y cada persona tiene a su vez su historia, y cada historia tiene sus palabras. Y así, hasta el infinito. Así, todos estamos conectados a través de una simple letra, una simple palabra, una simple frase.
Por qué sentimos lo que otros describen con palabras que no son nuestras, hablando sobre sentimientos que no son nuestros? Por qué los comprendemos, los entendemos, asentimos o negamos lo que nos están diciendo? Pienso que los comprendemos porque somos iguales a ellos, con vivencias similares y almas iguales que simplemente no se encontraron (o tal vez sí) en esta vida. Por más que lo que vivimos es único e irrepetible, siempre habrá otros que vivirán historias parecidas a las nuestras, que pasarán por los mismos lugares, tendrán los mismos amores, los mismos miedos.
Es por esto que a veces me pregunto por qué decimos no entendernos, si en el fondo no hay nada que entender. Si tan sólo se trata de vivir cada día como si fuese el único. Y sin embargo nos concentramos en vivir la vida del otro, intentando persuadirlo de algo que el otro tal vez nunca querrá entender. Por qué? Porque tuvo otra vida, tiene otros tiempos, y tendrá que llegar por sí sólo a la conclusión de que su vida y la nuestra son la misma.
Lo curioso de las palabras escritas es que no tienen tiempo ni dueño. Una vez escritas, le pertenecen a todo aquel que decida leerlas. Y es esta misma persona la que se adueña de ellas, que les da un tiempo. Pero luego las vuelve a dejar, y vuelven a quedar sin dueño y sin tiempo, y así se repite un constante ciclo de ida y vuelta. Y por más que las palabras cambien su significado miles y miles de veces, seguirán siendo siempre las mismas.
Por qué sentimos la necesidad de plasmar en papel lo que sentimos o pensamos? Y por qué no todos son iguales y algunos prefieren no expresar lo que tienen dentro? he llegado a pensar que lo que se dice por escrito guarda cierta magia. Los escritos transforman el espacio y el tiempo, crean un mundo paralelo en el que sólo el autor entenderá verdaderamente aquel mundo que creó; todos los demás, los lectores, sólo podrán disfrutar de una parte de aquel nuevo mundo.
Y sí, es curioso también cómo se pueden escribir páginas y páginas sin decir nada. Tantas palabras desperdiciadas. Y sin embargo, allí a lo lejos retumba un eco familiar. El eco de la memoria, el que nos lleva a evocar nuestra propia historia y nos lleva a relatar nuestra propia vida. Y todo eso, gracias a algunas líneas atemporales, escritas en alguna parte de la historia, formuladas por alguien sin nombre que tarde o temprano dejará de existir. Pero las palabras fueron escritas, y por ende, son también vida.
Si algún día pensaba que la vida me resultaría fácil, gran sorpresa me dio al demostrarme que ni un solo día se vive fácilmente! Los pensamientos que nunca se detienen como un río caudaloso que nunca cesa. Y allí entre las piedras por donde se estanca el flujo de la corriente, allí busco detener mis pasos, disfrutar del momento calmo que con tanta fragilidad cuenta. Allí donde la pluma descanza sobre la superficie calma, aunque sea por un momento antes de seguir su andar, su perdido andar por el camino que tarde o temprano la llevará al mar. Pero es acaso tan seguro que algún día alcanzará su destino? O será que su destino es tan incierto, que puede encontrar su descanso eterno mucho antes? O será que la pluma nunca fue pluma, tan sólo una ilusión entre tanta vaguedad.
Y así es la vida, fragil y sin embargo tan presente y tan ausente como la vaguedad de la pluma, la irrealidad de aquella pluma cuya existencia nunca podrá ser probada, tan sólo soñada por aquellos que deseen verla. Un ir y andar, un fluir y estancar, de algo que alguna vez cayó del cielo, y algún día volverá a él, sea llevada por el viento, por la tierra, o por las causalidades que hacen que tarde o temprano volvamos a donde pertenecemos, plumas que por arte de magia (o no) se transforman en águilas.
Y sí, es toda una lucha, la vida. Una lucha por el bienestar, por la felicidad, por el éxito. Pero muy pocas veces es la lucha por la calma, por el simple “estar” en medio de un todo inexistente. Se entiende?
Pero quisiera aclarar que la pluma no está en acción. Sino que es la misma corriente que hace que la pluma, en calma, se vea transportada por un ente mayor, mientras ella no cambia su estado, aparentemente (o sí, pero es tan mínimo ese cambio que es imperceptible a los ojos comunes). Hace creer al que la ve desde afuera que se mueve, cuando ella nunca cambió su esencia. Una pluma será pluma, en calma o en acción. Poco le importa lo que de afuera aparenta ser.
Una pluma tan sólo continúa por donde el trayecto la lleve. Una vida que tiene un comienzo cuando toca la superficie del agua, y encuentra su supuesto fin (pongámoslo así) cuando llega al destino y se pierde con el vasto y bello horizonte de océano.
Y entre tantos escalones, precipicios, estancamientos, calmas…si entre todas esas cosas, nos damos cuenta que somos pluma, no seríamos felíz estemos donde estemos?
Y qué sucediera si…en un caso hipotético…no quisiera ser pluma, sino río?
I´m standing here, right beside you I´ve always been here, even if you never saw me, maybe my shadow mixed with yours and you thought you were alone, but deep inside I´m sure you knew, that loneliness was never within you.
Your light was born so bright and fell to a deep darkness through the years. Time went by and years got shorter, and you wandered were to hide. Your emptyness made you feel weak and you coudn´t even smile.
But as we all know, nothing lasts forever and once you´re out you can say that you first have to fall, to learn to stand up. Once you know this, you stop being afraid and fall with all your dignity, knowing that rebirth will come.
And then your light came back again, brighter than ever before, with a strength unknown that lifted you up when you thought you never would and gave you a hope that will never end. And then you realized that you were never alone, that I was always there by your side, watching you, taking care of you.
You have to learn to live your own life because noone can stand in for you. If you are afraid to move further and go on, how could anyone possibly make that step for you? If you can´t walk, don´t pretend to run. If you don´t know where you are, find yourself.
Life is what you make of it, life is what you think, your thoughts are the most powerful weapons that will make you stand tall when everyone else falls. And then you can open your arms and take everybody in, and show them that love has no end and hope no limit.
Be the light that shines in you. Be the love you want for this world. Be the God you know you are. Realize who you are and stand for it. You are you, as a whole. You are what you always have been.
And now you know that you are not alone and that I have never left your side and never will, for I am the soul that lives within you, your God that will always guide you, until you find your way back home.
Quiero escribirle una canción a la vida, cantarle alegremente mientras atardece tocar la guitarra que nunca aprendí a tocar y cantar con una voz que no tengo.
Quiero contarle un cuento cantado y decirle lo bella que es, cuánto me importa. Decirle que nunca jamás la olvidaré y que me tenga presente siempre.
Quiero decirle que es especial porque me ha dado todo lo necesario y que por más que haya altibajos siempre volvemos a reconciliarnos.
Quiero agradecerle por su fiel presencia tanto en las buenas como en las malas, que pueda escucharme cuando la necesito y sepa recriminarme cuando me equivoco.
Quiero que sepa que agradezco haberla conocido y que no la cambiaría por nada en el mundo, y que también sepa que estoy contenta de compartir cada segundo con ella.
Así concluyo mi canción de amor jamás cantada pero que mi corazón la canta cada día con un latir que me recuerda a cada instante que esta vida es tan sólo mía.
Déjame ser un constante ir y venir de emociones, una nube de sentimientos, un cielo de cariño, un universo de amor.
Déjame caminar entre abrazos, sentarme junto a la música, dormirme en sueños de despertares. Déjame acariciar las nubes, rozar el alma, tocar las estrellas.
Pero sobre todas las cosas, déjame ver el sol que brilla en nuestro interior.
Déjame ser mi propia luz, iluminando el camino, pintándolo de claridad.
Déjame ser la vibración que late en el corazón de todos los seres, el calor que da vida.
Déjame conocerme, y así conocerte, para ser tú como yo, para ser uno y todo, el átomo y el universo.
No es que quiera yo con la noche competir ni con el aire jugar, tan sólo quisiera yo soñar con una fantasía real, un juego que permita disfrutar de lo que al corazón tanto le hace falta sentir.
No es que yo busque una razón fuera de mí ni una excusa para no poder consentir cuando me dicen que vivir es sufrir cuando nuestro “yo” se convierte en un “ti”.
No es que quisiera yo decir que sé mucho del arte de vivir ni que supiera lo que en esta vida tanto hay por descubrir tan sólo recito lo que mi alma me lleva a escribir y no busco ser juzgada por aquello que intenta salir.
Tan sólo quisiera yo hacerle a la gente entender que amar tan sólo es intentar comprender a aquellos que nos rodean y nos hacen ver que junto a ellos no hay razón para temer.
Tan sólo quisiera yo, muy simplemente, decir que en las personas he logrado sentir aquella energía llamada amor… …corazones, que con el tiempo se lograrán unir.
Extraña sensación la que me invade cuando sólo estoy sentada, o tal vez caminando, tal vez por allí volando, pero mi mente ya no lo registra, mis pasos ya no son pasos, tan sólo huellas que indican la presencia de alguien, algo, que estuvo allí, recién, o tal vez hace mucho tiempo, huellas marcadas en el tiempo, tal vez lo detuvieron, tal vez no es necesario.
Extraña sensación, porque ya nada entiendo. Ni deseo entender ya más nada. El tiempo pasa, los días pasan, cada vez queda menos tiempo, y sin embargo, ya no me importa el tiempo. Tan sólo miro, observo, a la gente, las caras y sus miradas. Van perdidos, van seguros, van tristes o alegres, van apresurados o lentos, pero van, y dejan también sus huellas grabadas en el asfalto del caluroso verano, o invierno, o simplemente, suelo.
Extraño se siente buscar los árboles, buscar la paz. Jamás pensé que tendría que buscar la paz, y no poder encontrarla. No la paz de la que todos hablan, no la paz interior. La paz externa, la que transmite el mundo, mientras gira y gira. Y busco entre los edificios, entre la gente, entre los autos y los colectivos, entre los ruidos y los sonidos, y encuentro el verde, por más pequeño que sea. Y allí me pierdo en ese verde, en ese mar de verde que tal vez es sólo una hoja, pero se vuelve inmensa y me invade con su frescor. Es vida, es pura, es calma, es paz. Es pequeña, pero es grande, es insignificante, pero significa todo.
Extraño es sentarse en el pasto, y dejar que el tiempo decida si pasar rápido o lento. Tan sólo el cielo parece no tener tiempo, siempre igual, siempre bello, siempre inmenso, eterno, inmóvil. Dejo que las nubes pasen, pero mi mirada sigue el celeste del cielo. Yva más allá, hacia lo incierto, hacia las miles de galaxias que se encuentran en él. Traspaso las nubes, aumenta la velocidad, el espacio, el infinito, y la calma eterna.
Extraño es sentirse uno con el universo, sentirse parte de aquella creación tan bella y desconocida. Tal vez por ser desconocida es bella, sin haber sido tocada, es libre a nuestra imaginación, inventar un mundo nuevo, que tal vez existe, tal vez no.
Extraña sensación desear un abrazo, pero un abrazo lleno de amor. Sentir el roce, tan suave, tan gentil, siempre igual y sin embargo, único cada vez. Pensar que no somos lo que vemos, y sin embargo lo sentimos tanto. Tanto apego, tanto anhelo, tanto deseo, de simplemente dar, dar amor, dar un abrazo, dar cariño, dar…tan sólo dar.
Extraño sonido de campanita, campanita que te mueves tan suavemente, y eres ignorada por la mayoría de la gente. Pero yo la escucho, siempre, allí está colgada, la campanita, cantándole al mundo una canción de amor, con sus sonidos tan tiernos, tan sutiles, pero tan presentes, en mí están presentes. Déjame aprender de ti, de ver lo que pocos ven, de sentir lo que pocos sienten.
Extraño es sentirse bien. Sentir que el sol abraza, que la noche acaricia, que el viento susurra, y la lluvia limpia. Extraño es poder sonreírle a la vida, y sentir que todo está bien como está. Poder confiar en la nada, y en el todo. Poder tan sólo confiar, y esperar.
Y las huellas seguirán allí, recordando tiempos antiguos, futuros, presentes. Las huellas recordarán a los que fueron y los que serán. Contarán historias, llorarán lágrimas, cantarán canciones de campanitas perdidas y crearán un mundo lleno de verdad, de sueños e ilusiones.
En las horas del alba, allí cuando el sol no está ni escondido ni asomado, tan sólo se mueve lentamente por el horizonte, aquella línea divisoria que separa, aparentemente, el cielo de la tierra. En aquellas horas la luz tenue ilumina las huellas del camino, deja que las piedras de la ruta formen su pequeña sombra dándole a la tierra un aspecto de tablero de ajedréz nuevo y distinto, único. Sombra, luz, sombra luz.
El viento aún duerme en aquellas tempranas horas de la mañana, cuando ni todo duerme, ni todo amanece. La calma anuncia su presencia, las olas encuentran su lugar en la arena. Y los pies del caminante siguen su camino, avanzando lentamente sobre aquel diverso tablero de ajedréz. Sombra, luz, sombra, luz. Y deja que su piel roce los prados, como si fuese un simple juego: me elevo, me afirmo y me vuelvo a elevar. Aquel intercambio entre tierra y hombre parece una danza, a veces cede uno, a veces el otro. No hay palabras que desarmonizan el ambiente tan sólo suspiros que acompañan el cantar de los pájaros que vuelan en lo alto.
No hay prisa ni demora, no hay orden ni desorden. Todo tiene que ser como es, todo tiene que estar donde está. No hay necesidad de cambiar, ni de pensar en un por qué. Tan sólo es, porque decidió ser.
Y allí, en lo alto de la montaña, nace una flor, y el tiempo se detiene.