sábado, 29 de noviembre de 2008

Incoherencias

No sé por qué escribo. Pero ya no necesito un por qué. Vuelvo a casa y siento la necesidad de expresar aquellos instantes que disfruto como un recuerdo para no olvidar los pequeños regalos de la vida que recibimos cada día. Para no olvidarme de la lluvia, ni de lo que es estar viva. Demasiado tiempo me sentí muerta pero hoy cada día me transmite ese algo que me hace sonreír. Sí, a veces lloro, por una cierta frustración que siento en mi alma, algo tan profundo que no tiene palabras para describirse, pero confío en que también eso es parte del crecimiento, y que algún día lograré comprender aquellas lágrimas. Me siento llena, y a su vez vacía. Estoy pero no sé ya si realmente estoy. Qué parte de mi está, y cuál no…”yo ya no soy yo, yo ya no soy nada”?
Y sin embargo algo de mí se despierta cada día, mi ilusión de mi misma, aquello que es irreal.
No quiero tener que regresar más, quiero volver a casa, y sin embargo el día a día, estas pequeñas felicidades, me enseñan de alguna forma a vivir esta vida a pleno. Estoy para aprender y estaré el tiempo necesario.

2 comentarios:

hacerse cargo!! dijo...

muy bello, lastima no conocer ese regalo q la hizo sonreir y escribir. Sin embargo es suyo y mientras así lo sea y sirva, pues bienvenido sea!

salutt

Gabriel Medina dijo...

Aveces creo que uno escribe para dejar registro, para ordenar un poco la experiencia.
Y por sobre todo, para compartirla.
Es algo confuso tu texto, es cierto, pero me transmite una efervescencia envidiable...