sábado, 19 de enero de 2008

Hoy















Estos días hay calma en la mente y por más que en la superficie se presentan tormentas y grandes vientos, lo verdaderamente valioso es lo que se encuentra por debajo, protegido por la calma del espíritu, al saber que es todo un juego, un constante juego del que somos parte porque así lo quisimos.
Cada vez entiendo menos a ciertas personas, pero cuanto menos las entiendo, más aprendo. Aprendo a encontrar mis propios errores, ver en dónde fallo.
Espero algún día poder comprenderme mejor a mí misma, para poder comprender a los demás. A veces es más fácil que otras, pero de a poco voy conociéndome. Y si hay algo que sé, es que estoy segura de lo que quiero. Y es tan grande, tan inmenso, que nada se le compara.
Quisiera a veces transmitirles esos sentimientos a los demás. Decirles “miren, miren esto! No se preocupen por todo lo demás, porque en comparación a esto, es insignificante! No se enojen, no se pongan mal por dificultades que nuestra propia mente crea! “ pero no puedo por más que quiero.
Simplemente me siento a escuchar, intentando hacerles ver lo que se siente, pero no puedo. No tengo aún la capacidad de hacerlo.
No es que no los quiera, no es que no me importan. No me olvido de la gente. Tan sólo comencé a buscarme a mí misma porque si no me puedo ayudar a mí, no puedo hacerle bien a nadie. Entenderlo, es difícil.
No me enojo, no me entristezco. Las cosas suceden porque nosotros buscamos que sucedan. Porque nosotros creamos todo con nuestros pensamientos. Tanto nuestras preocupaciones como nuestras felicidades las atraemos con nuestro propio poder.
Culpar a quién más que a mi misma?
Hay tanto…tanto que no vemos, que no entendemos. Cada vez siento que hay más. Y quiero encontrarlo todo, eso que tanto anduve buscando y que al fin estoy empezando a encontrar.
Nada es casualidad. Cada paso que damos lo damos por una razón, y por más que la desconocemos, a medida que caminamos, vamos entendiendo el porqué.

1 comentario:

Matías Miguel Roude dijo...

A medida que pasan los años vamos probando, eligiendo y decidiendo diferentes formas de vivir; con todo lo que implica. Somo seres gregarios, necesitamos que otros comprendan, aunque sea un poco nuestra forma de ver el mundo, para que vean aquello que nos cuesta tanto sostener, llevar adelante. Incluso cuando "no nos interesa" que otros nos comprendan, de alguna forma lo hacemos saber. Asi fue hasta ahora con las personas. Somos muy diferentes y únicos, pero tenemos un origen comun y esa sangre es espesa.

Me alegro de ver que las diferencias entre las personas pueden ser notables y aun asi, efímeras.

Un beso enorme