There were the roads lay
Where the wind refuses to blow
Where the stars are only an inch away
There, somewhere, in the middle of nowhere
I stand on the top of my toes
Pretending to be an angel
Flying high, to places never seen before
To unknown worlds, unknown lives
To where the light has no end
And the end no beginning
Where everything just is the way it has to be
And there, standing, I realize
That the moon is my own light
And my shadow is my fear
And the sun, shining so brightly
Is only the reflection of my soul
Nothing seems what it is if we look at it with closed eyes
Only after opening our perspective
We can see who we really are
And then the sun will become us
And we will become the sun
And we will be one with the sun, and the stars, and the moon
And there will be no shadow or sorrow anymore
No fear left to fight
No fight left to win
Because then, only then, we will have won the biggest of fights
The fight against ourselves
And there will be unbroken continuity
Till we become one with the eternal love.-
lunes, 28 de enero de 2008
Just a dream
sábado, 19 de enero de 2008
Soy un ser humano
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Hoy
Cada vez entiendo menos a ciertas personas, pero cuanto menos las entiendo, más aprendo. Aprendo a encontrar mis propios errores, ver en dónde fallo.
Espero algún día poder comprenderme mejor a mí misma, para poder comprender a los demás. A veces es más fácil que otras, pero de a poco voy conociéndome. Y si hay algo que sé, es que estoy segura de lo que quiero. Y es tan grande, tan inmenso, que nada se le compara.
Quisiera a veces transmitirles esos sentimientos a los demás. Decirles “miren, miren esto! No se preocupen por todo lo demás, porque en comparación a esto, es insignificante! No se enojen, no se pongan mal por dificultades que nuestra propia mente crea! “ pero no puedo por más que quiero.
Simplemente me siento a escuchar, intentando hacerles ver lo que se siente, pero no puedo. No tengo aún la capacidad de hacerlo.
No es que no los quiera, no es que no me importan. No me olvido de la gente. Tan sólo comencé a buscarme a mí misma porque si no me puedo ayudar a mí, no puedo hacerle bien a nadie. Entenderlo, es difícil.
No me enojo, no me entristezco. Las cosas suceden porque nosotros buscamos que sucedan. Porque nosotros creamos todo con nuestros pensamientos. Tanto nuestras preocupaciones como nuestras felicidades las atraemos con nuestro propio poder.
Culpar a quién más que a mi misma?
Hay tanto…tanto que no vemos, que no entendemos. Cada vez siento que hay más. Y quiero encontrarlo todo, eso que tanto anduve buscando y que al fin estoy empezando a encontrar.
Nada es casualidad. Cada paso que damos lo damos por una razón, y por más que la desconocemos, a medida que caminamos, vamos entendiendo el porqué.
viernes, 18 de enero de 2008
3 instantes, 1 día
[Eres libre como el viento que disipa las nubes. Libre, en todo momento, de tomar las riendas de tu vida. No hay ataduras ni cadenas, salvo las que decidimos cargar. Y dentro de aquella capa tan profunda de profunda negrura y oscuridad, reside la luz más brillante que jamás podríamos imaginar.
Somos…tan sólo somos. Pero no lo vemos, no lo sabemos. Y nos buscamos constantemente, sin saber dónde. Nos perdemos, nos reencontramos, pero en algún punto de nuestra vida, nuestras tantas vidas, nos encontramos, nos volvemos a encontrar después de tanto tiempo. Y es en ése momento en el que sabemos que encontramos nuestro verdadero hogar.
No hay que creer, sino vivir. Todas las respuestas están dentro nuestro.]
Amor…qué sabemos del verdadero amor? Realmente lo sentimos o solamente queremos que así sea? Amar…a quién amamos, a quién debemos amar? Y si el amor es tan puro y no conoce la oscuridad, por qué sufrimos a causa del amor? O será que no es el amor el que nos hace sufrir, sino nuestra propia ignorancia, el miedo a reencontrarnos con nosotros mismos y reconocernos en los ojos del amado.]
jueves, 17 de enero de 2008
Café
Cuando supo que lo amaba se encontraba tomando su primer café del día en la terraza del noveno piso, envuelta en una manta gris. El cielo estaba despejado, los rayos del sol aún débiles y las calles todavía parcialmente vacías. Concentrada en la taza que tenía en sus manos, observaba el borde de la misma, girándola varias veces sobre su propio eje y viendo cómo el líquido acompañaba el movimiento, reflejando a su vez la luz de la mañana. Y mientras se encontraba perdida analizando la taza, supo que lo amaba, y que siempre lo había amado. Sin importar cuántos giros la vida les había dado o cuánto tiempo había pasado, nunca había dejado de amarlo. Lo había odiado, criticado, juzgado, extrañado, pero por más cagadas que ambos habían hecho, en el fondo lo amaba profundamente.
Miró a lo lejos por un rato, pensativa, dejando que los pensamientos pasaran por su mente sin detenerse. Recordó su cara, sus abrazos, su mirada y sonrió. Sí…estaba extrañamente segura de lo que sentía. Y con esa tranquilidad en el corazón volvió a concentrarse en su taza de café.
lunes, 14 de enero de 2008
Volar
Sentada a orillas del mar, vio el tiempo alejarse. Transcurrieron años, o tal vez minutos, pero en la infinidad del espacio delante de ella no veía más que sus propios recuerdos. Pensamientos que fluían al mar, tal cual un río cuando encuentra su fin y se une al eterno azul del océano. En ese momento el río deja de ser río, para formar parte de algo mayor. Así sus pensamientos se volvieron uno con todo lo que ella veía delante. Cada pensamiento iba abandonándola, encontrando en ella una sonrisa, una lágrima, una pena, una alegría. Pero no importaba cuán fuerte era aquel pensamiento, terminaba desapareciendo junto a las olas del mar. Su mente se fue vaciando, se sentía liviana. Los pensamientos que ella liberaba salían volando como palomas que al alejarse se confunden con la danza de colores del atardecer. Y cuando ya no tuvo ningún pensamiento, ninguna atadura que la aferraba al mundo, de su espalda nacieron alas y comenzó a volar. Y mientras el sol iba ocultándose lentamente anunciando el final del día, ella se elevaba cada vez más hacia los cielos, dejando en la arena las huellas de su última existencia.
Ciclo
Dentro de la oscuridad de la noche, donde se sentía en casa, comenzó a llorar la vida. Lloró una tormenta silenciosa, una cascada sin vida, un río sin movimiento. Aquellas lágrimas que brotaban en una infinidad de gotas que no cesaban, encontró refugio en su alma un diminuto instante de tiempo, un segundo, un momento. Aquel momento fue creciendo dentro de su ser, alimentándose de su oscuridad, de su interior lleno de nada, una nada sin fin, una nada limitada por la pequeñez de la mente humana. Aquel tiempo se agrandó hasta llenar todo su cuerpo, y empezó a emanar en forma de humo negro que envolvió el cuerpo entero en una oscuridad total. El aire se volvió fuego, el cuerpo agua, el humo entre ambos opuestos, como una línea divisoria, separando lo que se atrae, lo que se apaga, lo que se destruye. Pero no tardó en volverse una línea diminuta, como la línea del horizonte que separa los elementos del agua y aire. Una línea que no es línea, que no existe, pero que sin embargo está. Como aquella línea inexistente, el humo ya no estaba, pero seguía encontrándose presente, como un fantasma, entre las fuerzas opuestas, el ying y el yang, el agua y el fuego. Y por encontrarse separados, el fuego lloró agua, y el agua lloró fuego y en el instante en que el tiempo decidió irse, se unieron, dando nacimiento a un nuevo ciclo. Dentro del remolino de las lágrimas, en su centro, se concentró todo el dolor de los elementos, una nueva fuerza creada de la nada. El dolor acumulado, las lágrimas como escudo protegiéndolo, el tiempo ausente, el humo disipado, el cuerpo invisible, el fuego y el agua, y en medio de todo el caos, la nada. Y de la nada se creó el algo, y del algo nacieron la noche y el cuerpo, dando así el comienzo de un nuevo ciclo.
Tanto movimiento innecesario, pero sin embargo un ciclo cumplido, un ciclo sin sentido, pero con la fuerza suficiente de ser el tiempo mismo.