jueves, 29 de noviembre de 2007

Pensamientos
















No hay forma de salir de este laberinto recto. Encontrarse, no encontrarse. Verse y no verse. Saberse y no saberse. Las vueltas que damos, las veces que regresamos, lentamente, volviendo al comienzo, para comenzar de nuevo, el principio del día, de la noche, de lo que somos, de lo que sentimos. Porque de nada sirve sonreír si no se siente, de nada sirve pretender estar bien. Más que engañarse, es lastimarse, es no reconocerse, es alejarse de lo que queremos ser. Si son sinceras, las lágrimas hablan por sí solas y saben hacerse entender. Las palabras incompletas, insensatas, sin sentido, confusas. Nos perdemos, nos olvidamos, pero estamos vivos, somos vida, damos vida a las lágrimas, a los abrazos, a las sonrisas. Y si es esto lo que somos, seámoslo desde el alma porque el alma es lo único que al final nos queda. A través de él, somos, respiramos, sentimos.
Soles hay miles, pero sólo uno es nuestro sol y encontrarlo es recorrer años, kilómetros, tiempo que no es tiempo, que son sólo números que le damos a lo que no se puede entender. Porque el alma no tiene tiempo, no tiene límite, ni fronteras. Nuestros sueños no conocen laberintos, ni paredes, sino que se elevan a donde la razón no llega, a donde pueden expandir sus alas y encontrar su centro, su sol, su luz, su ser. Nuestro sol es nuestra vida, es nuestra mirada más profunda, nuestro amor más puro. No por lo que vemos, por lo que demostramos, por cómo hablamos, sino por lo que soñamos, por lo que nuestro corazón late.
El laberinto recto, que nos lleva hasta el fin y al comienzo, y del comienzo al fin que no es fin. Porque transitamos en armonía, con nosotros mismos, con lo que soñamos. Y si sonreímos, que sea nuestro sol el que sonría, que sea nuestro alma el que cante. Y si lloramos, lloremos, porque sólo así vivimos los sentimientos, y sabemos dónde encontrarnos.
Verse, no verse. Saberse y no saberse. No somos acaso todos uno mismo? No somos acaso nosotros mismos los que nos buscamos, los que nos engañamos, los que abrazamos? Querer ser, y ser. Hay una gran diferencia.


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