Si algún día pensaba que la vida me resultaría fácil, gran sorpresa me dio al demostrarme que ni un solo día se vive fácilmente! Los pensamientos que nunca se detienen como un río caudaloso que nunca cesa. Y allí entre las piedras por donde se estanca el flujo de la corriente, allí busco detener mis pasos, disfrutar del momento calmo que con tanta fragilidad cuenta. Allí donde la pluma descanza sobre la superficie calma, aunque sea por un momento antes de seguir su andar, su perdido andar por el camino que tarde o temprano la llevará al mar. Pero es acaso tan seguro que algún día alcanzará su destino? O será que su destino es tan incierto, que puede encontrar su descanso eterno mucho antes? O será que la pluma nunca fue pluma, tan sólo una ilusión entre tanta vaguedad.
Y así es la vida, fragil y sin embargo tan presente y tan ausente como la vaguedad de la pluma, la irrealidad de aquella pluma cuya existencia nunca podrá ser probada, tan sólo soñada por aquellos que deseen verla. Un ir y andar, un fluir y estancar, de algo que alguna vez cayó del cielo, y algún día volverá a él, sea llevada por el viento, por la tierra, o por las causalidades que hacen que tarde o temprano volvamos a donde pertenecemos, plumas que por arte de magia (o no) se transforman en águilas.
Y sí, es toda una lucha, la vida. Una lucha por el bienestar, por la felicidad, por el éxito. Pero muy pocas veces es la lucha por la calma, por el simple “estar” en medio de un todo inexistente. Se entiende?
Pero quisiera aclarar que la pluma no está en acción. Sino que es la misma corriente que hace que la pluma, en calma, se vea transportada por un ente mayor, mientras ella no cambia su estado, aparentemente (o sí, pero es tan mínimo ese cambio que es imperceptible a los ojos comunes). Hace creer al que la ve desde afuera que se mueve, cuando ella nunca cambió su esencia. Una pluma será pluma, en calma o en acción. Poco le importa lo que de afuera aparenta ser.
Una pluma tan sólo continúa por donde el trayecto la lleve. Una vida que tiene un comienzo cuando toca la superficie del agua, y encuentra su supuesto fin (pongámoslo así) cuando llega al destino y se pierde con el vasto y bello horizonte de océano.
Y entre tantos escalones, precipicios, estancamientos, calmas…si entre todas esas cosas, nos damos cuenta que somos pluma, no seríamos felíz estemos donde estemos?
Y qué sucediera si…en un caso hipotético…no quisiera ser pluma, sino río?
1 comentario:
a joder! y yo menos sabía q ud tenía uno!, y x lo que veo se lo ve pulentoso!
voy a tener q sentarme con tiempo para leer!!
un gusto que haya pasado :)
Publicar un comentario