¿Y si el silencio es todo lo que hay?
¿Y si las palabras no logran expresar lo que queremos decir?
¿Y si ni nuestro pensamiento logra comprender lo que
verdaderamente sentimos?
¿Y si cualquier intento de acercamiento es en vano?
Gira y gira alrededor del centro invisible, como una
estrella en extinción gira alrededor de un agujero negro. Cuánto más intenta acercarse, más se desintegra. Cuánto más intenta encontrarse, más se
desencuentra. Cuánto más intenta comprenderse, más se desentiende.
Los muros fueron construidos para proteger y cuidar. Pero
también han edificado cárceles y dividido territorios y familias. Fríos, han
visto sufrir y caer a los que intentaron derribarlos. Pero dichoso aquel que
supiera vencerlos; encontraría un reino infinito al cruzar.
Un mar, vasta amplitud sin fin. Intentamos conocer las
infinidades del espacio, cuando no conocemos las profundidades de los océanos que
nos rodean. Nos aplasta el peso de la oscura densidad, el eterno silencio
debajo del mar. Lo desconocido nos controla y paraliza.
Cristales que reflejan la luz del sol creando un juego de
colores en movimiento. Duros como ningún otro material, y sin embargo tan
frágiles. Su transparencia permite ver el valor que conllevan, sin embargo su
frialdad permanece distante del calor que ofrecemos.
Muñeca de cristal, bellísima su coraza, fuerte su presencia,
valiosa tan valiosa. Pero frágil, frágil materia te compone, frágil caminas
entre los escombros. No te tropieces, pequeña muñequita, que las piezas no se
vuelven a unir.
Pájaro que luego de haber volado por los altos cielos, has decidido
atarte a un poste y olvidado cómo deshacer el nudo. De nada sirve elevar la
mirada al cielo si no puedes liberarte como antes. De nada sirve imaginarte
extender tus alas si has olvidado incluso cómo volar.
Tú, que escalas la montaña en medio de la niebla sin saber
si caminas hacia la cima o el valle, no encuentras refugio entre tanto bosque.
No cesas de buscar los rayos solares que te indiquen el camino correcto, pero
las suelas de tus zapatos se han empezado a gastar.
Tú, navegador de los grandes lagos, que con tu brújula
siempre te has sabido ubicar bajo el cielo estrellado. Pero has roto tu brújula
y has decidido embarcarte en un viaje sin saber si arribarías a tu destino.
Confiaste en tu conocimiento previo. Dime, ¿dónde te has perdido?
Un reloj que marca el paso del tiempo, una llave que abre
una puerta desconocida, un traje que disfraza la verdadera esencia, una
montaña, una mirada, una inhalación. El reloj se detiene, la llave se pierde,
el traje se quema, la montaña se diluye mientras la mirada se enfoca al
exhalar.
¿Y si el silencio es todo lo que hay?